Doña Enriqueta Marín Dospuentes (reedición)


-¡Hola!- me saludó con una sonrisa radiante para la que en realidad no había motivo alguno-. ¿Quién eres?

Modelos de mujer, Almudena Grandes

Doña Enriqueta Marín Dospuentes no entiende porque algunos vecinos no la quieren. Ella es una de las más antiguas (nunca usa la palabra: vieja, ¡vade retro!) en el edificio y siempre ha tenido un puesto de relevancia en la Junta Directiva de la Comunidad de Vecinos. Aunque sólo fuera por ese hecho objetivo, deberían mostrarle agradecimiento.

Es verdad que ahora sólo es vocal, pero porque ella ha querido apartarse. Necesitaba tiempo para ella misma y para los suyos. Pero nunca le ha negado su colaboración a nadie de la nueva Junta. Muy al contrario, siempre se ha brindado desinteresadamente a explicar una y mil veces (porque hay gente a la que tienes que explicarle las cosas mil veces y aun así, no aprenden), como se tiene que hacer cada cosa: rellenar un acta; llevar las cuentas de ingresos y gastos; a quien hay que llamar en caso de averías; etc., etc., etc. ¿Y se lo agradecen? ¡Ni flores! Al contrario, se lo toman a mal. ¿Qué culpa tiene ella de que la nueva secretaria de la Junta no sepa ni hacer un acta? y claro, en lugar de pedir ayuda, como es tan orgullosa, pues están todas las actas retrasadas, que eso en sus tiempos no pasaba. ¿Cómo? ¿qué faltan muchas actas, incluso de Juntas Ordinarias que son obligatorias de rellenar? Las habrán perdido, si ya se sabe que son bastante desastre. Son capaces de esconderlas para decir que ella no las tenía al día. ¿Qué van en un libro oficial numerado y sellado? Ya lo habrán apañado ellos para hacerla quedar mal. Si es que hay mucha envidia.

Eso sí, ella reconoce que alguna vez, al dar un consejo o hacer una observación, a lo mejor no lo ha hecho con la discreción debida y ha dado pie a que se entere todo el edificio de que algo no se estaba haciendo bien. Pero lo ha hecho siempre con buena intención, para ver si la persona puesta en evidencia aprendía aunque sólo fuera para evitar una nueva vergüenza. Es que hay gente que no aprende. ¿Cómo dice? ¿qué algunas veces, muchas, no era cierto que se estaba haciendo mal? Eso lo dirá usted. Ella nunca acusaría a nadie de manera falsa. Bien es cierto que puede haberse equivocado en alguna ocasión, pero siempre fue porque la informaron mal y claro, como ella es buena gente e incapaz de pensar que alguien le diga algo que no es, pues se lo creyó y por eso actuó así. En su corazón no tiene cabida la maldad en ninguna de sus múltiples formas.

Lo dicho, que Doña Enriqueta Marín Dospuentes, no entiende por qué algunos vecinos no la quieren, cuando es bien sabido que habría que poner en el portal y en lugar de honor, una placa de agradecimiento  con su nombre, por los servicios prestados y aun por prestar a la comunidad. Pero ya se sabe; la ingratitud de los españoles es proverbial.

28 responses to this post.

  1. Posted by yeste lima on 17 noviembre, 2013 at 2:00

    Me suena esta señora, ¿no será de Sevilla por casualidad? y ¿no vivirá en la calle Pizarro n. 20?

    Igualita igualita que mi vecina del quinto.

    Y es que los malos abundamos.

    Besos apretaos.

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  2. Con lo poco frecuente que es ese nombre y ese segundo apellido, lo que abunda doña Enriqueta Marín Dospuentes. Conozco varias.
    Un abrazo.

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    • Deben ser de la misma familia. De los Marín Dospuentes de toda la vida. Creo que ya acompañaron a Adán y Eva y se los oía decir algo así como: Ven, si me hubieran hecho caso seguiríamos en el paraíso, pero no, claro, tenían que hacer lo que dijera la serpiente esa que a saber dónde se habrá sacado el título de consejera.
      Un abrazo.

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  3. Jaja, ya veo que quien más y quien menos reconoce el pérfil. Gente odiosa que se cree imprescindible, no saben mantenerse al margen, se creen en posesión de la verdad y se escudan en que todo lo hacen por tu bien, y ahí andan jodiéndote, dando consejos que nadie ha pedido y por supuesto sintiéndose injustamente tratados e incomprendidos cuando alguien les pone en su sitio.
    No cambian, son así y discutir es imposible, siempre tienen razón. Unos de los personajes de los que más huyo.
    Besitos

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    • Pues te advierto que la observación, a prudente distancia física y anímica, es uno de los mayores placeres que se pueden obtener fuera de la cama. 😀
      Un beso de tu rendido admirador que lo es, Juan.

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  4. jajajaja Creo que las ponen en los edificios cuando dan la cédula de habitabilidad. jajajjajajajja
    Besazo

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    • Hasta en edificios clandestinos las he visto yo. Si yo te contara (que no lo haré porque me quiero mucho) de donde he sacado el modelo. 😀
      Un besazo.

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  5. Pero ¡Qué mala gente sois!
    Doña Enriqueta ya salía en el nodo cuando la mayoría de vosotros ni siquiera había nacido. Y si le quitas la mezquindad y la misa de doce (quizás sea lo mismmo)¿Qué le queda a esta pobre viejecita (aunque no le guste el término)? ¿Y si todo lo provoca el que hace muuuucho tiempo que no cata varón?
    ¡Ay, ay, ay, ay! ¿A que va a ser verdad que la edad no cura eso de la gilipollez? ¿A que va a ser cierto que el que nace gilipollas muere gilipollas?

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  6. Pues si, así es la vida de injusta, no se premia nunca la dedicación.

    De cualquier manera esta divertida historia esconde el gran drama del síndrome «Juan Cuesta» y ojo, que cosas parecidas hemos visto todos.

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  7. La señora doña Enriqueta es andaluza, canaria, vasca y de cualquier otro lugar que se precie. ¿No habéis oído lo de ponga un doña Enriqueta en su vida? Es igual, porque se pone sola. Pobres los que tienen que sufrir, ese victimismo y caritativa ayuda como envolvente de su mala leche, amargura y soberbia.
    Mi saludo con los dedos cruzados.

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  8. Pero lo que poca gente sabe es que existe un antídoto muy eficaz contra las Enriquetas del mundo.Cuando están muy dignas ellas en medio de la junta se les puede decir en voz alta: «Anda y veste a cascála mañá» y corridas (avergonzadas) abandonan la reunión.

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    • Creo que menosprecias la capacidad de aguante de esta especie. Si no dices nombre y dos apellidos cuando la mandas a cascarla, ni se dan por enteradas. Y si lo dices, lo atribuyen a la envidia que despiertan y siguen su labor tocapelotil. Han sobrevivido ya a muchos cataclismos, créeme.

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  9. Quien no tiene una de éstas en su edificio y al vecino de arriba cuando se le cae una canica incluso sin niños pequeños?????

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  10. De este lado del charco también hay Enriquetas fastidiosas que van por el mundo con aire de benevolencia haciendonos el favor de haber venido al mundo. ¡Horror!

    Saludos

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  11. Posted by Anabel on 19 noviembre, 2013 at 9:54

    Esa señora vive ese u otro género en todo el territorio nacional, ¿hay alguien que no la conozca? Un texto muy divertido, sí señor. Abrazos

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