Permiso para vivir (conversando una botella) reescritura


– Buenos días Luis. Aquí traigo una botella de Nadir, un queso de torta de tierra de Barros, que no tiene nada que envidiar a la famosa torta del Casar y una bolsa de pan blanco bizcochado. ¿Te apetece conversar la botella?

– Buenos días Juan. Por supuesto que me apetece, siempre. Veo que vienes extremeño. ¿Me vas a hablar de algún escritor de por allá?

– Pues mira, no. Se trata de un autor peruano. Pero llenemos los vasos y untemos unas tostas de pan antes de seguir hablando.

Los dos amigos se dedicaron a la tarea de ir dejando en el plato varios trozos de pan untados con el queso y a darle el primer tiento a la botella.

– ¿No me vendrás a hablar de Vargas Llosa? Desde que le han dado el Nobel parece que se ha convertido en el único escritor hispanoamericano, latinoamericano diría él, que le gusta mucho ese falso adjetivo.

– No precisamente. Se trata de Alfredo Bryce Echenique y más en concreto de su libro: Permiso para vivir, que el subtitula antimemorias. Subtítulo con el que estoy bastante de acuerdo. Eso no son memorias ni nada por el estilo.

– Pues a mí si que me parecieron unas memorias, y de las mejorcitas que he leído, si mi mala idem no me deja mentir.

– ¡Venga Luis! Si se dedica a poner de chupa de domine a casi todo el mundo, pero con la pretendida elegancia de hablar bien de ellos. No deja títere con cabeza. Parece un ejercicio de ajuste de cuentas retorcido y algo cobarde.

– No te diría yo que no, a lo de ajuste de cuentas. Ccreo que casi todas las memorias tienen ese objetivo. Ajuste de cuentas con los demás y con uno mismo. Aunque creo que has hecho una lectura peor intencionada que la propia mala intención que le atribuyes al autor.

– ¿Y qué me dices de las pretendidas críticas a los Castro y al régimen cubano en general, cuando se dejó agasajar una y mil veces por ellos e incluso se aprovechó de su sistema sanitario, sirviendo de antecedente a Chaves?

– Vuelves a ser muy severo en tu lectura. Es cierto que colaboró poniendo su nombre a jurados y eventos culturales cubanos, pero… ¿quién en la zona zurda de la época no lo hizo, incluido el nobel liberal reciente, un poco más reciente lo de nobel que lo de liberal? Al menos, tiene la virtud de reírse de sí mismo y eso ya pone en valor cualquier otra afirmación crítica que pueda hacer.

– Sí claro. El manido truco de burlarme un poco de mí, para tener una justificación para reírme de los demás a mandíbula batiente.

– Pues sí, ese viejo y manido truco, o recurso literario en este caso. Queda muy raro un libro en el que critiques a todo el mundo y te presentes como un dechado de virtudes. Pero más raro queda un libro que solo sirva para auto flagelarse y además, el humor y la socarronería de Bryce Echenique no sirve para las auto flagelaciones, como no sea con látigos de suave seda bañados en tinta roja, quiero decir, puro y genial artificio literario.

– Pues a mí me parece que no respeta a nadie. Ni a sus parejas sentimentales, ni a sus colegas escritores, a pesar de que no deja a ninguno sin un apunte elogioso, ni a editores, que a casi todos los considera amigos-hermanos, eso sí, dejando claro que le han robado, y por supuesto cualquier otro personaje que pasara delante de su pluma.

– Me da la impresión que has leído el libro a la contra. No te has dejado llevar por él. Para mí, está escrito con un agradable desorden que te lleva y te trae por los mismos sitios y personajes y de repente te los aleja, los sitios y los personajes y ese acercamiento y alejamiento les pone matices, cuando no contradiciones, muy atrayentes. Va de la despiedad a la ternura y de lo trágico a lo humorístico sin que se le noten las costuras, con naturalidad y maestría. Y tiene otro de los alicientes que me gusta de las memorias; despierta mi curiosidad. Curiosidad por saber más de los personajes, sobre todo literarios, y por sus obras. Muchas referencias leídas en libros de memorias, me han traido momentos de lectura muy agradables. Y algún otro truño, bien es cierto, pero estos se olvidan facilmente.

– Bueno, me temo que se acabó la botella y no nos vamos a poner de acuerdo, pero precisamente por eso me gusta compartirla contigo. ¡Hasta la próxima!

– ¡Qué de verdad sea próxima!

20 responses to this post.

  1. No he leído nada de Bryce Echenique, pero con semejante presentación de esas antimemorias será cosa de buscarlo en la biblioteca. Me ha gustado eso de «conversar la botella», puro estilo.
    Un abrazo.

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    • Sus cuentos y este libro de memorias me encantaron, las novelas son más difíciles, aunque las que he leído me han gustado también.
      En cuanto a la expresión de «conversar una botella» por compartir una charla echándose unos vinos, no recuerdo donde la oí por primera vez, pero me gustó y me la apropié.
      Un abrazo.

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  2. Yo tampoco puedo decantarme por la opinión de Luis, ni la de Juan. Tampoco he leído a Bryce Echenique.
    Un abrazo.

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  3. Me vas a desheredar por no haber leído este libro que hoy presentas. A mí me gustan las novelas muchísimo, Reo de Nocturnidad, Un Mundo para Julius, La Amigdalitis de Tarzán, y la de ahora, Dándole Pena a la Tristeza…
    Me encanta porque es muy limeño, muy criollo, muy mi abuelo, muy mi vecino. Me gusta oir de cuando San IOsidro era un barrio de millonarios alejado de la ciudad, de sus pantalones a la pantorrilla y sus poses de dandy criollo. De sus borracheras. De sus amores. Sí, lo que más me gusta son los amores de Bryce…
    En fin, que alguien más lo lea por favor 🙂
    Ya sé que a Dolega no le gusta.
    Pero a mí el Nóbel no me gusta tanto. Lo he leído, por puro patriotismo, pero no me ha atrapado ni antes ni ahora.
    Yo qué sé…

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    • El nobel tiene uno ensayos estupuendos sobre Onetti, Flaubert, la ficción literaria, etc. Unas novelas irregulares (para mi inculto gusto), pero El elogio de la madrastra, Las travesuras de la niña mala, La ciudad y los perros y la Guerra del fin del mundo, me gustaron mucho. Y el libro de memorias políticas El pez en el agua me atrapó por lo que tiene de destripamiento de las guerras políticas. Como le digo a Jorge, Bryce me encanta en los relatos cortos y me cuesta más seguirlo en las novelas.
      Un casto beso.

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  4. No he leído el libro, pero Luis me ha convencido con todos y cada uno de sus argumentos 😀

    Se le nota sabio al mozo.

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  5. Una critica literaria de lo mas original. Me ha encantado.
    No conozco a este autor pero me lo apunto para mi lista de «como dejar de ser ignorante sin morir en el intento».
    Con tu permiso (bueno, sin el, porque ya esta hecho :mrgreen:) lo comparto en mi pagina de LPE de facebook.
    Un abrazo cruje-huesitos

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    • Usted puede disponer de todo el contenido de este blog como mejor le plazca. Es tan suyo como mío 😉
      En cuanto a lo de ignorante: una persona que viaja y ve los sitios y las gentes cono los ojos llenos de curiosidad como es tu caso, nunca puede ser ignorante. Si la ignorancia se midiera por los libros no leídos, estaríamos todos sumidos en ella, más que nada porque se necesitan varias vidas para poder leer todo lo mucho bueno que existe,
      Un abrazo abriga-corazones.

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  6. jajajaja Mi prima Marga ya me conoce. No no me gusta.
    Adoro al nobel. Pantaleón y las visitadoras es de lo mejorcito de la época. La ciudad y los perros es absolutamente magnífica, La tía Julia y el escribidor…reconozco que me gusta casi todo lo que ha escrito.
    Bryce, literariamente hablando y en mi modesta opinión es un quiero y no puedo. 😀
    Besazo precioso y unas felices fiestas y…y….. jooooder que son y 56
    ¡Dioooooooossssss Miguel!!!!! que se acaba, se caba el mundddddddd

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    • Tranquila, que en América aun no ha cambiado el día, siguen en el día 20. Te da tiempo de leerte La esposa del rey de las curvas, estupendo libro de relatos de Bryce. Felices Fiestas y buen fin del mundo.
      Un besazo.

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  7. ¡¡¡¡oyeeee que tienes el blog una hora atrasado!!!!! eso no valeeee

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  8. Me da igual que estés en Canarias 😛
    Besazo

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  9. Hummm! Has despertado totalmente mi curiosidad con este libro, si pretendías hacer una crítica sobre él aprovechando la conversación de botella te ha quedado redonda.
    Por cierto, me ha encantado lo de «¿Te apetece conversar la botella?» no lo había oído nunca, bueno sí, en algún otro post tuyo creo, pero es nuevo para mí.
    Besazos M. J. y D.

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    • No es una idea original mía, pero no recuerdo donde lo leí o lo escuché por primera vez. Lo cierto es que me gustó el concepto y lo utilizo para hablar de libros. Estos dos personajes, que nacieron en un cuento que titulé «Los viejos amigos», tienen cada uno una visión distinta de libros y autores. De esta manera, no me mojo, pero intento despertar la curiosidad, que en tu caso confiesas que he conseguido.
      Un beso de tu rendido admirador, que lo es Juan. Piquito de Dragon que cada vez está más contento por tu perdón.

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