Las bofetadas sin manos (reescritura)


Durante un tiempo bastante largo, fui un convencido defensor de las buenas formas. Teniendo por buenas formas, casi el ofrecer la otra mejilla, siguiendo las sabias enseñanzas de aquel Maestro llamado Jesús.

– ¿Se confiesa usted cristiano?

– No, no me confieso, ni cristiano, ni ante la policía. Desde pequeñito me enseñaron que hay que negarla siempre.

Como decía: fui un seguidor acérrimo de los modales finos y educados. Era muy gratificante ver a tu oponente perdiendo las formas, gesticulando y gritando desaforadamente y tú permaneciendo impertérrito, le dabas lo que se ha dado en llamar una bofetada sin manos. Pero hasta Jesús se lió a latigazos con los mercaderes del templo, dando así a entender que hay situaciones que le sobrepasan a uno, en las que está justificado sacar los pies del tiesto.

– ¿Está usted abogando por la violencia física?

– No señor, no sería inteligente por mi parte. Además de poco ducho en las artes pugilísticas, no son el arrojo ni la fortaleza física las virtudes que mejor me adornan.

– Pues explíquese.

Siempre hablo en el terreno de la dialéctica verbal. Pero un buen exabrupto a tiempo, con su taco a ser posible escatológico e insultante, puede valer mas que mil bofetadas sin manos. Mas que nada porque estoy empezando a sospechar, que cada vez quedan menos caras sensibles para recibir esas bofetadas. Con lo cual, me queda la sensación de que al oponente el único mensaje que le llega es el de que se salió con la suya. ¡Y eso jode! Se mire por donde se mire.

– ¿Y no le parece a usted que en realidad está reconociendo su incapacidad para convencer con la palabra?

– ¿Por qué no se va a tomar por donde amargan los pepinos?

– Le ha quedado poco contundente.

– Pero relajante.

12 responses to this post.

  1. Posted by Ana azul on 24 May, 2013 at 7:39

    Pareciese que he escrito yo el texto. Sólo me queda decir «AMÉN»
    Besos
    Ana

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    • Pues tuyo es, si lo quieres. En cuanto a lo de «amén» no es una afirmación, es un deseo; que «así sea». Pero vamos, qué amén. 😛
      Un beso.

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  2. Una palabra gruesa dicha en voz alta no deja de ser una palabra 😀

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    • Sí, pero desahoga. Un «qué te den por culo», además de una invitación amorosa, es un bálsamo para algunos corazones, ya pelín tocados por la estulticia ajena. La propia la mal lleva uno como puede.
      Un abrazo, crack.

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  3. No estoy de acuerdo, ante todo respeto, las palabras malsonantes no deben utilizarse jamás, y perder los nervios y soltar el exabrupto es muy feo sr. Miguel. No, no, vigile con quien se relaciona, que creo que tiene usted malas compañías, aprenda de mí por favor, y sea elegante siempre.
    Besos

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    • Ya me imaginaba yo que tus oídos podrían sentirse ofendidos y estuve a punto de no publicarlo, para evitarte ese mal trago. Al final lo publiqué en aras de la libertad de expresión, pero con un cierto reconcome por lo que pudieras pensar. 😛
      Un beso de tu rendido admirador, que lo es, Juan. Piquitos de Dragon y Miguel, sin que sirve de precedente, se pone a tus pies. Vigila donde se para cuando se incorpore. 😛

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  4. Yo también creo que cada vez está más vigente el refrán de «dame pan y dime tonto».
    Un abrazo, Miguel.

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  5. A mí lo que me hace mucha gracia es controlar la situación, dejar que el contrincante se sulfure viendo que no me saca de mis casillas. Cuanta más calma peor les sienta. Y desde luego una palabra o una frase fulminante y con cierta acidez es muy eficaz.
    Y conste Miguel que lo del caballo me halagó 🙂
    Besos

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    • Pero que la entiendan. Y no todo el mundo está capacitado para ello. Sin embargo, un ¡Me cago en tu p… madre! está al alcance de la altura mental de todo el mundo. Ahí no hay riesgo de pasar desapercibido. Porque si tu le dices a alguien, por ejemplo: Si los tontos volaran tú no bajarías ni a tomar agua; te pueden responder: ¿Por qué no? Si tengo mucha sed, si bajo.
      Un beso.

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  6. Yo soy más de mandarlos a tomar por culo de manera diplomática. Como dice aquella frase: diplomacia es mandar a alguien a la mierda de manera que está ansioso por empezar el viaje en cuanto antes.

    🙂

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    • Claro. Eso está muy bien. Pero no todos nuestros interlocutores pertenecen a la carrera diplomática y, en ese caso, puede perder eficacia. Es a lo que me refiero, a que cada vez queda menos gente que sepa recibir una bofetada sin mano. Y eso es frustrante. Sin embargo, un «vete a la mierda y no hace falta que vuelvas a contármelo», lo puede entender casi cualquiera. Es que la sutilezas no están de moda. Sólo hay que ver Telahinco, digo, TeleCinco. 🙂
      Un saludo.

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