Un paseo por Coria del Río


Para Inma; de un coriano temporal.

Tal vez a solas mirando
de su mansión los cerrojos
las horas pasó soñando
y se encontró despertando
con lágrimas en los ojos.
 

El capitán Montoya, José Zorrila

Llegamos a la parada frente al Palacio de San Telmo, en plena remodelación. Le preguntamos a una pareja, si allí se cogía el autobús para Coria, el chico enseguida hizo un gesto señalando a su compañera, dando a entender que él también era forastero. La chica nos indicó que sí y siguieron hablando entre ellos. En cuanto le oí a él pronunciar la palabra «guagua» me di cuenta que era canario, por ese motivo se desentendió de darnos respuesta.

Enseguida llegó el autobús e iniciamos el viaje a Coria. La salida de Sevilla hacia Coria era mas o menos como la recordaba; un recorrido por la zona final de Los Remedios y enseguida el puente hacia San Juan de Aznalfarache, sólo que era otro puente, no el viejo Puente de Hierro, sino otro anterior y rodeamos San Juan en lugar de atravesarlo como antiguamente. Supongo que es una carretera nueva pues no reconozco absolutamente nada del recorrido. Incluso cuando llegamos a Gelves me da la sensación de que es una zona nueva del pueblo llena de adosados.

Enseguida entramos Mercado de abastos Coriaen Coria del Rio, también por una zona nueva, desconocida para mí. Me acerco al chofer y le pregunto si sigue parando en el Mercado de Abastos cerca del parque y me confirma que sí, con lo que ya me acomodo en mi asiento y espero tranquilamente que lleguemos a la parada que estoy seguro de reconocer. Pasamos por la bifurcación que da comienzo a la calle Hernán Cortés (a lo largo de mi vida me ha perseguido el conquistador extremeño), antigua Palomar, en cuyo número catorce viví durante mi estancia en este pueblo sevillano. Enseguida llegamos a la parada del mercado y nos apeamos.

Mi mirada lo recorre todo en una panorámica imposible de trescientos sesenta grados, pero sin girar el cuerpo. Afirmo que es posible, o al menos a mí me lo parece. Estoy viendo con los ojos actuales la Coria de hace treinta y cinco años. O quizás estoy viendo con los ojos de ayer la Coria de hoy. No lo sé. Miro al mercado y veo a mi abuela caminando a mi lado y diciéndole al pescadero que el kilo de periódico se lo pague a tres pesetas y no a diez reales como éste pretende. Después de parpadear, el pescadero sigue allí pero no así mi abuela, eso que salimos perdiendo el pescadero y yo.  Miro a la cera de enfrente del mercado y veo el viejo kiosko verde de madera donde, con el producto de la venta de los periódicos, cambiábamos las novelas de Marcial Lafuente Estefanía, Clark Carrados, Lou Carrigan, Silver Kane, Keith Luger, etc. Sonrío nostálgico sabiendo que al parpadear desaparecerá, pero no, no desaparece; es real; sigue ahí como hace treinta y cinco años y por su aspecto estoy seguro de que es el mismo kiosko. Me acerco y busco las cajas de cartón llenas de novelas, lamentando no llevar ninguna encima para cambiar, tendré que comprarlas. No, hubiera sido demasiado perfecto, las cajas de novelas no están ¿para qué? si ya no está mi abuela.

No sé hacia donde dirigirme primero, ¿subo hacia mi casa?, ¿me voy al parque? Me quedo un momento pensando y me decido a subir hacia mi antigua casa. Subo la pequeña calle Calderón que va a desembocar en Hernán Cortés, que vuelve a llamarse Palomar, en un ir y venir de nombres que sólo puede ocurrir en España. Al momento de pisarla me vuelven las evocaciones; siento bajo mis pies los viejos adoquines; afortunadamente no han sido sustituidos por el uniformante asfalto y sigue creciendo entre sus junturas la hierba, buena o mala. Me vienen a la mente las carreras por esta calle para ir al parque, al mercado, al cine, a la escuela de Don Ricardo. ¿Cuántas veces habré bajado y subido esa calle?. Giro hacia la derecha enfilando ya mi calle, enseguida reconozco la que fue tienda de ultramarinos, donde compraba los sugus y donde, cuando no había dinero en casa (casi siempre), mi tía o mi madre nos mandaban a comprar a mis primas y a mí, con el consabido: «mi madre que lo apunte». Sigue teniendo las atobas rojas con la separación de media caña, pero ya no es tienda. Sigo un poco mas arriba y llego al número catorce,  algo falla, esta no es mi casa, miro la de al lado, me suena pero, algo sigue fallando, de momento tiene el número doce pero no cabe duda de que es ésta. El bajo es una puerta de garaje (cochera dicen por aquí) de madera oscura y brillante, que sustituye a la pequeña ventana y puerta que era la entrada a la taberna de «Antoñito el Sevillano», obviamente desaparecida. Mas tarde me entero que su dueño, bético de pro, también ha desaparecido. Subo la vista hacia el primer piso y esa sí, esa es mi casa, reconozco perfectamente la ventana ancha y a su derecha el balcón. Aquel balcón que apedreé con fuerza para conseguir despertar a mi madre una madrugada en que volví de Badajoz en un accidentado viaje sin avisar. Subo un poco por la calle perpendicular a mi casa para tener una panorámica completa de la misma. La puerta que da acceso al zaguán está cerrada, pero eso no me impide verme jugando con mis primas las tardes de verano después de las comidas, cuando el calor apretaba lo suficiente para no poder estar en la calle. También veo la azotea, donde improvisábamos pequeñas piscinas con los barreños mas grandes que hubiera en la casa, sucedáneos imposibles de la verdadera piscina: la piscina de Coria; mágica, monumental e inaccesible económicamente, al menos con la asiduidad que el calor y nuestros deseos infantiles necesitaban.

Si seguimos la calle Hernán Cortés arriba deberíamos encontrarnos con el cementerio local, pero este destino es ya imposible pues hace años que desapareció. Supongo que habrán hecho uno nuevo pero en él no reposan, al menos de forma identificable, los restos de mi abuela, por lo que carece de interés para mí.

Volviendo a la calle que desemboca justo en mi casa, si la seguimos en dirección contraria, enseguida nos encontramos a Cerro San Juanla derecha con el inicio del Cerro de San Juan, en cuya cima se encuentra la ermita de la Vera Cruz y que en su corto y empinado recorrido alberga, o albergaba, entre otras: la tienda de Eduardita, nuestra proveedora de chucherias y la casa de mi amigo Juan José, cómplice, cuando no instigador, de casi todas mis fechorias corianas. No me apetece subir, no quiero o no me atrevo  a cambiar el ayer por el hoy. Por cierto, mi amigo Juan José, se convirtió en jugador de fútbol profesional, aunque de pequeño lo suyo era el baloncesto, y consiguió vestir la camiseta del mejor equipo del mundo, el Sevilla F.C. Yo lo vi jugar en el viejo Estadio Insular con una entrada que él me regaló. No pregunto, no averiguo dónde y como están mis paisanos, me limito a rememorar el paisaje actual con las figuras de antaño. Por lo mismo que no pregunto, no subo al Cerro, bien al contrario me dirijo calle abajo en busca de la Esquina Pascual, el Kiosko de Rogelio, la casa de Ruiz Sosa y la del «Niño Kineta», todos estos lugares entonces ubicados en el ensanche del final de la calle Hernán Cortés. Ha desaparecido el bar de la Esquina Pascual, reencarnado ¿cómo no? en una sucursal de banco y también ha desaparecido el kiosko de Rogelio. Miro una y otra vez calle arriba, todo es diferente, todo sigue igual.

Vuelvo continuamente del pasado al presente y viceversa. Veo a Antonio, Juan José, Rafael correr calle abajo en dirección al «prao». Veo a Rosalía, Rocío, Estrella caminar entre risas y disimuladas miradas, en la misma dirección Parque de Coriaaunque parecian llevar la contraria. Las encontraremos de nuevo paseando el parque de una punta a la otra y encontrando el momento oportuno para dejar el paseo y orillarse al Guadalquivir en una zona que a pesar de apartada es mucho mas indiscreta, pues está claro que si te pillan ahí, es que tienes novio.

Regreso al ¿presente?, cada adolescente que veo me trae dos cosas a la cabeza, una, que no había nacido aún cuando yo me fui de aquí y la otra, si será hijo o hija de alguno de mis amigos de entonces. No quiero indagar demasiado en sus rostros, no sea que se malinterprete mi interés fisionómico.

Sigo mi deambular y encamino mis pasos por la Avda. de Andalucía. Yo la recuerdo como carretera de la Puebla. Se vuelven a entremezclar el presente y el pasado. Reconozco muchas casas de la margen izquierda, casas en las que entré a jugar, a escuchar música, a estudiar para los inevitables exámenes de septiembre. Sin embargo es en la orilla de la derecha donde encuentro otro de los lugares «sagrados» para mí; la casa de mi amigo Rafael Alfaro. ¿Cuántas horas habré pasado aquí? Si se busca bien en ella seguro que encontrarán restos de mi sangre. Recuerdo al menos dos peleas con Rafael en las que ambos terminamos sangrando profusamente por la nariz. Esta casa está ubicada en la Plazoleta de la Soledad, que hace de zaguán a la Capilla del mismo nombre, es la primera casa de la izquierda. Tampoco pregunto, me limito a mirar, filmar y evocar. A pesar de los años transcurridos, tengo nítida la imagen de Rafael y su padre, también llamado Rafael ¿cómo no? buena gente.

Continúo el paseo avenida arriba, busco el Bar el Barril, mi primer trabajo remunerado cuando apenas contaba 13 años. No lo veo, subo la calle, regreso sobre mis pasos y de repente me paro ante un local, miro en el interior y aunque muy cambiado, creo reconocer lo que busco. No puede ser, esto no me puede pasar a mí, me han dado una patada en plena memoria histórica. Hago de tripas corazón y entro a preguntar con la vana esperanza de haberme equivocado; me dirijo a un parroquiano que me parece que tiene la edad y el estar suficientes para conocer la historia del local.

-Jefe ¿usted sabeBicampeón de Uefa si esto era antes el bar el Barril?

– Sí mi arma, hace una jartá de años

– Ea, pues con Dios y muchas gracias-.

Ni un minuto mas allí dentro. Se confirmaron de pleno mis más lúgubres sospechas. Mi primer lugar de trabajo se ha convertido, por caprichos del devenir, en un lugar que me está prohibido pisar por mor de mi religión. El Barril es hoy LA PEÑA BÉTICA MANUEL RUIZ DE LOPERA. Maldita sea mi estampa.

Aquí debería ir una foto de la peña bética, pero en mi blog no aparecen simbolos béticos ni aunque me vaya la vida en ello.

55 responses to this post.

  1. Posted by Yeste Lima on 9 diciembre, 2013 at 0:34

    ¡Qué añoranza!….¡Cuánta nostalgia!… ya no digo la tuya, sino la mía y no por haber vivido en Coria, que no, pero lo que nos cuentas, es lo que se siente por cualquier rincón de nuestra tierra, lo que vemos con los ojos jóvenes y lo que sentimos evocándolo y recordando sitios entrañables y caras que ya no están, lugares que han
    cambiado pero que seguimos recordando como antaño y que por mucho que cambien, en nuestro corazón seguirán estando como entonces-

    Me ha gustado mucho Miguel, contigo he dado un repaso también a mis años mozos.

    Besos apretaos.

    P.D. Perdona, ¿sabrías qué puede estar pasando? He comprobado que ni en mi blog ni en otros de amigos conocidos se ha actualizado la lista de blogroll, no se actualiza ninguno… ¿tú también tienes ese problema o es sólo cosa de blogguer?

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    • Sí, estoy algo melancólico y nostálgico. Tendré que tomarme algo a ver si se me pasa. Menos mal que la próxima entrada es la tontá, porque si no iba a ir perdiendo audiencia sin tino. 😛
      En cuanto a los blogroll no sé que les pasa. Anoche el de Inma y el de Chema mostraban entradas de más de seis días. Hoy ya están bien.
      Besos apretaos.

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      • Posted by Yeste Lima on 9 diciembre, 2013 at 20:41

        Amigo Miguel, en momentos oportunos es bueno tener añoranza y nostalgia de tiempos pasados, somos lo que hemos sido y eso no se puede olvidar, pero la melancolía no es buena, se enquista, Miguel, así que ya puedes ir sacudiéndotela, te doy de aquí al día 11, que lo sepas.

        Apretaitos

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  2. Ohhhh! He leído el título y pensaba que me la dedicarías. Gracias.
    Ésto a quien le va a emocionar es al coriano, que seguro que es capaz de hacer el recorrido entero contigo leyéndote, yo ni flowers, a ver si un día se marca un detalle y me lleva, a Sevilla y a Coria.
    Está en Mexico, pero me guardo la entrada y en cuanto vuelva se la doy a leer, o mejor…se la envio por e-mail y lo pongo más ñoño todavía tan lejos del hogar jeje.
    Besitos

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    • Esta entrada la escribí en 2007, que fue cuando hice este viaje. He ido varias a veces a Sevilla desde que vivo aquí y siempre he pasado por Coria, pero esta vez lo hice con los ojos del escritor que empezaba a hacer públicas sus ocurrencias. Por supuesto que no iba a publicar en la actualidad una entrada sobre Coria y no dedicártela.
      Un beso de tu rendido admirador, que lo es, Juan.

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  3. Pues digo yo que ya que nos lleve a todos el coriano a la ruta coriana esta que se prepara ¿no?

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    • Me apunto. 😀

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      • Ya somos tres. Cinco con Inma y el coriano. Me temo que habrá que alquilar una «guagua».

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        • Se la vamos a liar, no sé si a Inma o al coriano, pero se la vamos a liar.

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          • ¿¿¿Como que tres???? yo no conozco Coria del Rio y por esta entrada merece la pena conocerla así que yo también me apunto.
            ¡Eso que el Coriano nos lleve! 😛
            Besazo

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            • Suma y sigue. ¿Una guagua? De dos pisos tendrá que ser. 😀

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              • Halaaaaaaa!!!!!!!!! Y ya somos seis, si Yeste lee ésto se apunta fijo que total está al lado.
                Anda que no molaría! Cuando vuelva el coriano se lo digo jajaja. Como me gustaría…permitidme que eche la imaginación a volar, que las ilusiones son bonitas, conocernos y patear Coria jaja.
                Que tiemble Coria del Río!

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                • Posted by Yeste Lima on 9 diciembre, 2013 at 20:37

                  Pues sí, lo he leído, jefa, lo he leído y tenías razón….yo ya estoy apuntada, jajajaja, vivo al laito…..

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                  • De aquí, si no sale un viaje sale una historia, pero algo sale. Aunque sea un cucurucho de camarones. 😛

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                    • Posted by Coriano on 10 diciembre, 2013 at 5:45

                      Otra vez por alusiones: Soy el Coriano, y después de semejante post no puedo ocultar la emoción. Por cierto Miguel, el autobus para Coria era el «colorao», y todos esos rincones que mencionas los llevo tatuados en mi memoria. Tanto que cuando regrese a casa te prometo escribir en el blog de Inma una añadiduría a tu post.Me encantaba lo bruto que éramos y hasta hoy me enorgullece que el gentilicio sea «coriano» ó «cateto».Y como respuesta a todos aquellos que os apuntais a una excursión a Coria, os digo en tono retante como no puede ser otro, «que no hay huevos» de organizarlo. Prometo encargarme de albergue y transporte. Alquilamos lo que sea en Pepecar y a hacer kilómetros. A ver cuantos se empiezan a rajar. Fecha: por ejemplo postrerías de la semana santa.Lo dicho y ahí queda eso.
                      Un abrazo y gracias Miguel. Por cierto, de que generación eres? quizás hasta nos cruzamos en alguna reyerta urbana.

                    • En primer lugar: gracias por pasar por aquí.
                      Mis correrías por Coria fueron, principalmente, durante los veranos de 1965 a 1970. Creo que soy algo mayor que tú (dejémoslo en algo 😀 )
                      Y en cuanto al viaje a Coria: huevos hay, lo que no sé si habrá son vacaciones. En cuanto sepa cuando tengo las vacaciones el próximo año, veo la posibilidad de apuntarme. Nada me gustaría más que una desvirtualización en Coria.
                      Un abrazo y espero impaciente tu adenda en el blog de Inma.

                    • Cago en la puta! Ésto no lo perdono! El coriano no comenta mis posts y se dedica a ir comentando por aquí y no ha sido capaz ni de escribirme cuatro letricas en un e-mail. Cuando vuelva hablamos, éste quiere quitarme protagonismo y eso si que no.
                      Nada….aprovecharé por aquí…que te quiero niño, a ver que me traes de Mexico jaja, por lo menos tabaco.
                      Besitos y achuchones, que te echo de menos floro.

                    • ¡Ey, ey, ey! Los arrumacos y carantoñas por privados, que aquí está Juan mirando y luego no levanta cabeza en todo el día. :mrgreen:

                    • Jaja, ay mi pobre Juan, que se me va a poner celoso, siempre buscando su atención y ahora le hago esto, mala mujer que soy.
                      Besitos y achuchones también para Juan

                    • Notita para el Coriano: Querido, aquí lo que sobran son huevos. :mrgeeen:
                      Estoy en el paro así que vacaciones tengo uffffff ¡¡como te contaría!!
                      Decid fecha con tiempo que podamos organizarnos y a conocer Coria. Eso sí, Miguel y tú teneis que ser los guías turísticos y teneis que contestar todas nuestras preguntas acerca de vuestras correrías por aquellos lares.
                      Así que ya sabes. ¡Hay huevos!
                      Besazo
                      PD: Creo que andas por México. Te aconsejo le traigas a tu moza algo de plata, que allí hacen verdaderas preciosidades. Lo digo porque anda un pelín soliviantada por que comentas por libre… 😛

                    • Ahí, ahí Dolega, tú si que sabes…apoyándome, di que sí. Si es que eres más lista y sabes más que los ratones coloraos

                    • Bueno, muérome de envidias con roquerfort! Más quisiera yo apuntarme a ver Coria del Río (sería la excusa) y conoceros (la intención). Lo veo jarto complicado pero vamos, que si lo hacéis avisad al menos para que una sepa si es inviable o es imposible 😛

                      Por cierto, Maite vive también en Sevilla (recuerdo).

                      Un beso tiñoso y envidioso (Coriano, plata, pero que no te engañen que dan mucho gato por liebre).

  4. No son mis recuerdos, pero hay que hacer de vez en cuando un alto para suspirar. Es lo que tienen estos recuerdos agridulces del ayer. Entrañable entrada, Miguel.
    Un abrazo.

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    • Creo que me estoy metiendo una sobredosis. Todo sea que no me dé un shock.
      Un abrazo.

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      • Al final no se puede ni contestar en el hilo en que ha quedado el comentario de Dessjuest tras la intervención del coriano. Más que meterme en charcos colaboro en crearlos. Volveré a hacer como con Pizarro, que yo no lo organizaré pero si sale me haría mucha ilusión apuntarme.

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        • Pues esta vez no recojo el guante yo. Pero como tú dices: si la cosa sale, a poco que pueda me apunto. Necesito que sean vacaciones o al menos poder coger unos días, porque con el tema de avión con un fin de semana no puedo. Pero bueno, ya se verá si la cosa avanza.

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  5. Desde luego que te estás pegando una buena de nostalgia, Miguel. Será el año que se acaba y uno hace introspección echando la vista atrás.

    Seguro que Inma está encantadísima!!!!

    Besos nostálgicos.

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    • Pues será el año que se acaba. Pero me estoy dando asco a mí mismo. :mrgreen:
      Un beso.

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      • ¡De eso nada hermoso! De asco nada, además la nostalgia es como el sol para la ropa blanca mientras se seca; la blanquea y saca toda la suciedad.
        Las cosas guardadas acaban emponzoñándose y se las comen las polillas. Los recuerdos tienen que estar al sol, para que se blanqueen y pierdan el mal olor.
        Besazo

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  6. Sí se te ve nostálgico, pero no creo que eso sea nada malo. A veces hay que estar así un tiempo y luego el presente se ve de otra manera mejor. Además así nosotros disfrutamos de estas hermosas historias, no conozco Coria, pero ha sido como si estuviera paseando por sus calles (y como no lo conozco, me apunto también al viaje, leñe…).
    Yo también cambiaba los tebeos en un kiosco cuando era pequeña. Como leía muy, muy rápido, era imposible comprar tal cantidad de tebeos, y por 2 pesetas, los cambiaba en «el carrillo de la Consuelo», y los leía y los releía mil veces. Me has hecho recordarlo.
    Un abrazo.

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    • A mí, todos los veranos me esperaba una pila de periódicos en cuanto llegaba a Coria. Y allá me iba con mi abuela a la plaza para venderlos y con el producto de la venta cambiar 20 ó 30 novelas que mi abuela y yo devorábamos.
      Un abrazo.

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  7. Posted by coriano on 11 diciembre, 2013 at 6:08

    Siento nuevamente la intromisión, pero ya que veo que la pindarga me aporrea en público y saca mis trapos sucios, no seré yo quien baje la cabeza. Inma: me leo tus posts y algunos no los comento para darte más libertad de expresión e intimidad, que sabes que a veces te coarto. Ya hablaremos de un par de ellos que merecen que te corra a gorrazos por excesivamente pasional. Ahora llámame con nombre raro de tipo sin extraversión de sentimientos y repite lo de Floro «si ties güevos». No te traeré plata de la que cagó la gata porque la pasta no sobra, pero ves ensanchando armario que traigo manta de Iberia y toalla de hotel, que uno no supera eso de la cleptomanía compulsiva en aviones y hoteles.
    Miguel, tengo cuarenta y pocos tacos, igual sigo de flaco, igual de calavera, tanto que los cuarenta y pocos son ya 49. Mi Coria fue pateada y golpeada por mis rodillas del 64 al 74, y en verano me dedicaba a ir a las «espencas de la ctra de Puebla a coger higochumbos, matar bichas, y lanzar piedras a todo malnacido que no fuese de la banda de mi calle. Mi padre tenía un gran defecto, era bético, y como infeliz en ese arte del futbol nunca apreció ni a Lora ni gozó de la comprensión de 35 hermanos, primos, tios cuñados e hijos que flotábamos en la sabiduría palanganista.
    Creo que en Semana Santa la Japuti se merece un paseo por mi Sevilla y haré el esfuerzo. Yo prometo hacer un calculo y proponer una excursión más numerosa. Allá los huevudos, rajaos e indecisos en su valentía para formar parte de semejante empresa. Al menos podré ofrecer un presupuesto y cada uno decidirá.
    Para los que no lo saben, Sevilla en Semana santa huele a incienso, jazmin y azahar toda ella; alivia las penas y ensancha el corazón.
    Un beso a todos

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    • Usted no se entromete en nada. ¡Faltaría más! Si encima puedo pitorrearme de Inma porque a mí me comentas y a ella no. 😀
      Veo que la excursión a Coria está tomando carta de naturaleza. Sólo puedo prometer intentarlo con todas mis fuerzas. Y sí, quizás ha llegado el momento de que le muestres a Inma la Semana Santa. El Encuentro en la Campana bajo la lluvia, no tiene precio. 😛
      Un abrazo.

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    • Joder, casi me pierdo este momento histórico, el coriano¡ 🙂

      Yo pensaba que era como Flanagan, un personaje de ficción, mírale, pues nada, aprovecho para mandarle un abrazo y decirle que se vea «The Shield».

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      • Posted by coriano on 12 diciembre, 2013 at 3:22

        Hola Dess, me han hablado de tu conocimiento del séptimo arte y te agradezco las diferentes recomendaciones, todas ellas muy acertadas por cierto, pero jamás perdonaré que me maten al Omar y el final de la serie (The Wire).
        Empiezo a tener complejo de OKUPA en tu blog, Miguel.

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        • No le importa, tiene cara malote pero es buen tio 😀

          Ya sé que el final no te gustó, me lo dijo la moza, pero no me negarás que es una pedazo de serie de órdago 🙂

          Abrazos.

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          • A ver, importarme no me importa. Pero que me joda la única serie que me he decidido a ver, pues tampoco es de recibo. ¿Qué matan al Omar? Me cago en tó lo que se menea. :mrgreen:

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            • Hostia :mrgreen: pues es cierto, pero vamos, que a lo mejor tú eres capaz de salvarlo.

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              • Qué me ha hecho un destripe (spoiler para los «enteraos») en toda regla. :mrgreen:

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                • Mas una cosa te digo, si la ves te l sudará saberlo, puesto que al final es uno de muchos y coño, que es algo que siempre puedes presuponer, de hecho yo sabía que moría puesto que metí la pata y leí donde no debía de leer antes de acabar la serie 😀

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                  • Sí, tú defiéndelo, como ha hablado bien de tus reseñas. Un destripe es un destripe. Aquí y en Coria del Río. 😛

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                    • Posted by coriano on 13 diciembre, 2013 at 7:49

                      Me he ofrecido voluntario para reescribir el final de la serie, algo bastante cotidiano y previsible, como por ejemplo que Omar no muere porque cinco minutos antes es abducido por los ET, y estos resultan; como no puede ser de otra manera; los ancestros de los sumerios en su especimen más evolucionado, es decir, atlantes o vulgarmente conocido por sevillanos. En su reencarnación Omar es el nuevo James Bond ya que mediante una patada en la entrepierna a Daniel Craig logra apropiarse de la licencia para matar. A partir de ahí, Omar limpia de escoria la sociedad, tanto de periodistas, policías y políticos corruptos y de ciento cincuenta y tres jueces. Finalmente se alía con Iniesta para montar una orgía con la Kidman, la Paz Vega y la Helen Hunt siendo finalmente beatificado por el vaticano junto a Jack Nicholson por haber erradicado el poder de la banca y de las compañías aseguradoras del planeta.En el último episodio se aprueba la ley que obliga a todas las mamás de buen ver a ir desnudas por la calle y a fumar en los bares. El colofón llega cuando a todos los simpatizantes del Sevilla se les otorga el derecho selectivo de pernada y a que le cocinen huevos fritos con papas. A que mola. Ahora que alguien lo mejore si puede.

                    • ¡Tío, ni se te ocurra abrir un blog! Lo del derecho selectivo de pernada para los sevillistas, ya lo podías haber impuesto hace como treinta años. Hoy, ya retirado, sólo robo y mato por necesidad. Pero lo de los huevos fritos con papas (y pimientos verdes fritos) aun está a mi alcance. Eso sí, con un toque de vinagre. 😛

                    • Ya estamos! Ya sacó todas sus fijaciones en un sólo guión

  8. Más majo! Si es que no te merezco, yo más mala que un bicho. Cuando vuelvas prometo hacerte papas fritas con huevos para hacerme perdonar y que se te olvide lo de correrme a gorrazos, y alguna forma más se me ocurrirá…
    Eso sí, las mantas y las toallas te las metes tu sabes donde, que voy a tener que irme al Mercadillo a montar un puesto, cualquier día las rifo en el blog.
    Házle caso a Dess y al lío, que me tienes de secano.
    Besitos, ya falta meeeenos…..
    (Miguel nos permite la apropiación indebida de blog ¿verdad?)

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    • ¿Tengo que recordarte que esta casa es tan tuya como mía?
      ¡Y lo qué estoy disfrutando!

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      • Otro al que no me merezco. Si es que……
        No sé si eres consciente de que ésto ya parece el Sálvame, lo que te coloca en el papel del Jorge Javier ese…espera…no he dicho nada, que lo siguiente va a ser que entonces yo soy la Belén Esteban. Reseteo…

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        • Si a los huevos fritos con papas fritas me dejas echarle un chorrito de vinagre por encima, voy a cenar yo también, aunque luego me retire prudentemente. 😛

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          • ¿Las quieres con pimientos verdes fritos también? de rechupetearse los dedos. El vinagre te lo pongo en la mesa y te sirves, yo no lo uso.
            Ya verás como se va a poner Juan, ya verás…te la va a liar

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        • Posted by coriano on 12 diciembre, 2013 at 3:36

          Mire usted so princesa del pueblo. Te voy a poner un pleisto por lo pernal y por lo grisminal que ni perry mason te saca. Vas declarando por ahí que te maltrato pero tú me engañas con el de gran hermano mientras yo trabajo duro de resident DJ en Marbella. Además, el chalé de Estepona lo pagúe yo con el dinero que saque de la exclusiva por enseñar el culo en crónicas marcianas. So pindarga, que limpias el polvo poniendo el ventilador y vas invitando a comer mis papas con huevo por el interné. Pero por Dios Miguel, ¿ a quien se le ocurre ponerle vinagre a los huevos?

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  9. Ni puto caso coriano, haz el blog, lo de las mujeres desnudas en los bares y fumando es algo que debe ser trasladado a la sociedad para que se tenga en cuenta, ¿qué coño hace Mas preguntando mingadas al pueblo?, estas son las cosas que realmente queremos 😀

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