¿Usted cree que estoy loco? No; yo le podría asegurar que no lo estoy, pero no lo hago. ¿Para qué? ¿Para darle ocasión a exclamar, como todos los que lo oyeran: ¡Bah!, como todos…, ¡creyéndose cuerdo! ¡La eterna canción!?
La eterna canción, Camilo José Cela
A veces (casi siempre) el escritor, se encuentra con un escollo que califica de insalvable.
– Disculpe. Con eso del escritor, ¿se está refiriendo a usted mismo?
– Ese dato es irrelevante para lo que se quiere contar.
– No; si yo lo digo porque últimamente lo veo crecidito y lo creo capaz de llamarse cocinero porque los judiones con oreja no le salen del todo mal.
– Los judiones con oreja me salen de vicio, pero sigue siendo irrelevante, así que le ruego que me deje continuar.
Decía que a veces el escritor se encuentra con un escollo que considera insalvable. El lector inteligente, que son todos y cada uno de los que están leyendo en este momento, se ha dado cuenta de que en realidad no es insalvable.
– Ahórrese el peloteo al lector. Sólo tiene uno y es incondicional.
– Usted, además de entrometido es inexacto, para no tildarlo de mentiroso directamente. Sepa usted que tengo más lectores de los que jamás llegué a sospechar y aun más de los que mi escritura merece.
– Pura vanidad vestida de falsa modestia.
¿Por dónde iba? !Ah, sí! En realidad nunca se trata de un escollo insalvable. El escritor, no el juntaletras, en estos casos, se para, se abstrae, escribe una novela de setecientas páginas, dicta tres conferencias y dos lecciones magistrales y vuelve al texto maldito. Lo encara y se deja llevar por la intuición. No hay escollo que no lo salve la intuición.
– ¿Está diciendo que todos los textos se salvan sólo con la intuición del escritor?
– Está claro que usted no es lector inteligente. Acaba de confirmar mi teoría sobre mis lectores.
– ¡Le pillé! Usted dijo que todos sus lectores son inteligentes, si considera que yo no lo soy y es evidente que le leo, su teoría salta por los aires.
– ¡Ay simplón! Se comió el anzuelo y la caña. Usted acaba de confirmar mi teoría, pues se ha convertido en la excepción que confirma toda regla.
El escritor salva el escollo únicamente con su intuición. Cierto es, que la mayoría de las veces, la intuición lo que le aconseja es que se deshaga de ese escrito y pase a otra cosa.
Y el buen escritor es el que más veces sigue esta intuición. Yo no lo hice.
Posted by inmagina on 4 noviembre, 2013 at 8:27
Jaja, me encantan tus conversaciones monologuistas con tus múltiples personalidades, lo de los judiones con oreja me ha hecho soltar una carcajada.
Aunque yo no soy escritora, pero espero ser algo más que juntaletras, me quedo con lo del instinto que me viene ahora mismo muy bien, precisamente para mi ya, lo digo desde ahora, odiado Pizarro, porque estoy escribiendo de oído y siguiendo mi instinto, más vale que en el último momento no me aconseje que termine en la basura.
Besos
Posted by Miguel on 4 noviembre, 2013 at 22:02
Lo de que tú no eres escritora se lo dirás a todos. Ya verás que entrada de Pizarro te marcas, no tengo ninguna duda.
Un beso de tu rendido admirador, que lo es, Juan.
Posted by Dessjuest on 4 noviembre, 2013 at 10:14
¿Y las gambitas a la plancha qué tal se te dan?, porque la oreja… a ver, hay orejas que me gustan, pero suelen ser de esas que salen en la contraportada del «AS» 🙂
Posted by Miguel on 4 noviembre, 2013 at 22:04
Las gambitas, de Huelva y cocidas. Dos minutos de cocción, enfriar con agua helada, verter sal marina por encima y a comer.
Las comidas de oreja son otra cosa. 😛
Un abrazo, crack.
Posted by Dessjuest on 4 noviembre, 2013 at 22:07
Mira, ahí tenía el fallo, en la hora de echarle la sal, yo la echaba durante la cocción.
Posted by Miguel on 4 noviembre, 2013 at 22:08
A la cama no te irás…
Posted by Dessjuest on 4 noviembre, 2013 at 22:10
Sin hacerte una… vale vale.
Posted by Analogías on 4 noviembre, 2013 at 11:52
Tú eres escritor y más quisieran muchos tener la mitad del talento que tú tienes…
Posted by Miguel on 4 noviembre, 2013 at 22:04
Eso es lo que yo quería leer. ¿Ves como mis lectores son inteligentes?
Posted by la MaLquEridA on 4 noviembre, 2013 at 20:33
Eso de la inteligencia no se me da. Celebro que a usted si. Saludos 🙂
Posted by Miguel on 4 noviembre, 2013 at 22:05
Yo celebro que usted lo tenga tan claro, pero recuerde, si usted me lee, usted es inteligente, la excepción ya salió en el diálogo. 😀
Posted by Dolega on 4 noviembre, 2013 at 20:41
Además que sí, el buen escritor es al que se le dan bien los judiones con oreja y no se empeña en hacer lentejas estofadas solo por que los dos platos son de cuchara…creo.
¿Oye, no es posible lo de la excepción con dos tectores tontos? 😛
Besazo hermoso, ¡que eres un pedazo de escritor como la copa de un pino!
Posted by Miguel on 4 noviembre, 2013 at 22:06
No. Sólo cabe una excepción y ya apareció en el diálogo. Usted, comprendiendo que lo que toca es decir que yo soy un pedazo de escritor, ha demostrado sobradamente su inteligencia.
Besazo fermosa.
Posted by Nieves on 4 noviembre, 2013 at 20:45
Talmente, falsa modestia, porque escribes bien y además lo sabes… Lo que te gusta una caricia, ladrón!!!!
Besitos posesos y eso…
Posted by Miguel on 4 noviembre, 2013 at 22:07
No hago si no confirmar la inteligencia de mis lectores. Si es que lo pillan a la primera. 😛
Besos infernales.
Posted by Macondo on 4 noviembre, 2013 at 22:14
Después de lo que te han dicho las chicas cualquier cosa que pueda decirte yo te va a saber a poco, así que por esta vez no voy a regalarte los oídos.
Un abrazo.
Posted by Miguel on 5 noviembre, 2013 at 8:08
Me basta con que sepas que deberías hacerlo.
Un abrazo.
Posted by Emy Tecuento on 5 noviembre, 2013 at 22:01
¡Te he leído!
Posted by Miguel on 5 noviembre, 2013 at 22:27
Inteligente decisión.
Posted by Emy Tecuento on 5 noviembre, 2013 at 22:30
¡Serás!!!, jejeje
Bueno, ya tacho yo lo que me sobra 😛
Inteligente
decisión.